Estaba tan frío el río que ya no quiso ser pez.
El niño quiso ser perro, se puso a ladrar a un gato.
Lo trató tan mal el gato que ya no quiso ser perro.
El niño quiso ser pájaro, se asomó al balcón del aire.
Estaba tan alto el aire que ya no quiso ser pájaro.
El niño quiso ser hombre, empezó a ponerse años.
Le iban tan mal los años que ya no quiso ser hombre.
Y ya no quiso crecer, no quería crecer el niño,
si estaba tan bien de niño, pero tuvo que crecer.
Un día, al volver a su placeta de juegos,
el hombre quiso ser niño, pero ya no pudo ser.
Manuel Benitez Carrasco.